El incordio del destino del 5%N
Andrés Sanfuentes Ingeniero comercial Universidad de Chile. Miembro del directorio del Centro de Estudios del Desarrollo
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Andrés Sanfuentes
La propuesta de incrementar la contribución laboral al sistema de pensiones desde el 10% actual al 15%, ha traído consigo todo tipo de reacciones encontradas, incluso al interior del propio gobierno, además de las acusaciones terroristas de algunos economistas “puristas”, o de ciertos parlamentarios que buscan aprovechar la instancia para “subirse por el chorro”.
Se debe partir por señalar que si bien el 5% adicional se implantaría en el tiempo y no de golpe, tendría efectos en el mercado de trabajo, generando un mayor costo que sería absorbido por la empresa y/o el trabajador, lo cual es independiente del destino de la cotización, y que les afectaría dependiendo del mercado de trabajo donde laboren directamente los imponentes. En el sistema actual los costos y beneficios los percibe el trabajador a través del tiempo.
Hay opiniones que el 5% sería un impuesto, pero la respuesta está en el destino de la contribución, quién recibe el aporte y en este aspecto se centra el debate. Los extremos van desde aquellos que creen que debe ir a las cuentas individuales de los imponentes, hasta otros que prefieren que se constituya un fondo solidario para financiar las bajas pensiones actuales y futuras, en un paso hacia un idílico sistema de reparto. En todo caso, quienes no reciben un ingreso del trabajo son los más felices, pueden mirar “desde la galería”.
El argumento a favor de destinarlo a las cuentas individuales es que el “propietario” de la cotización sería el trabajador y, en esta forma, se conseguiría aumentar el monto futuro de “su” jubilación. Por lo tanto, básicamente sería similar a aumentar la edad legal de retiro para hombres y mujeres, tal como ha sido propuesto. Sin embargo, no se solucionaría el problema de las bajas pensiones actuales y las futuras que tengan bajas cotizaciones por posibles “lagunas”, evasiones o elusiones. Respuesta: este último es un problema que la sociedad debe enfrentar mediante contribuciones fiscales, financiadas a través del sistema tributario. En definitiva, no se resuelven los problemas de fondo que presenta el actual sistema de AFP a través de la capitalización individual.
Destinar todo o una parte significativa del 5% a un fondo solidario sería equivalente a un impuesto que gravaría a los ingresos del trabajo, aunque quien lo recaude sea la empresa, por lo cual tendría resistencias en el sector laboral, en especial de aquellos con mayores salarios. También se ha abierto la disputa de quién debería administrar la gestión del 5%. Algunos críticos de la capitalización individual opinan que si se destinara a cuentas individuales no debieran administrarlo las actuales AFP sino una institución con influencia estatal, sea una nueva entidad previsional como la propuesta AFP estatal, donde una filial del BancoEstado presenta ventajas, una nueva institución con autonomía, o hasta entidades dependientes del Banco Central.
En el caso de un fondo solidario para mejorar las pensiones actuales y futuras, se repetirían las opciones señaladas.
Hay otros aspectos pendientes, como la necesidad de reformas al actual sistema de AFP, entre ellas:
1. La posibilidad de avanzar en la licitación de carteras de imponentes nuevos o antiguos.
2. La eventual separación de la gestión de los fondos de pensiones, o sea su administración financiera, de los aspectos de su función comercial.
3. La incorporación de los trabajadores independientes que no hacen imposiciones.
4. Sanciones y/o estímulos a los empresarios que eluden o evaden las cotizaciones.
5. Quitar la atribución actual de las AFP de designar directores en empresas en las cuales poseen acciones, en que se invierte parte de los fondos de propiedad de los trabajadores y entregar esta atribución a una entidad autónoma.
6. Urgencia al proyecto de ley que crea una AFP estatal.
En el debate ha estado ausente una función muy importante que ha realizado el actual sistema, su contribución al Ahorro Nacional.
En conclusión, en este escenario ¡qué difícil es gobernar!, ¿cómo hay tantos postulantes? Jacobosky decía que el poder es afrodisíaco.